Göttinger Predigten im Internet
ed. by U. Nembach, J. Neukirch, C. Dinkel, I. Karle

4º Domingo de Adviento, 24-12-06
Lc 1, 39-45, Cristina Inogés
(A las predicaciones actuales: www.predigten.uni-goettingen.de)


Hermanos: ¡Que el Señor ilumine su rostro sobre nosotros!

El texto de Lucas, nos habla de la alegría de dos mujeres que comparten en íntima conversación lo bien que se sienten por el trato que Dios les ha dado y lo contentas que están sintiendo las primeras pataditas de sus niños.

Hoy es un gran día para los cristianos; nosotros también tenemos que estar contentos por todo aquello que Dios nos ha regalado y, en cierto modo, también podemos sentir las “pataditas” de ese Dios que nace y que llega a nuestra vida abrazándonos desde dentro y desde fuera.

Pero hay mucha gente que no tiene alegría y a la que le pesan las circunstancias de su vida y de su realidad. El texto de Lucas les hablará de la esperanza y de la liberación que llegan con el nacimiento de Dios. El texto de T. de Chardin, les animará a seguir adelante sin temor y con confianza:

No te inquietes por las dificultades de la vida.
Por sus altibajos. Por sus decepciones,
por su porvenir más o menos sombrío.
Quiere lo que Dios quiere,
ofrécele en medio de inquietudes y dificultades
el sacrificio de tu vida sencilla, que pese a todo,
acepta los designios de su providencia.
Poco importa que te consideres frustrada
si Dios te considera plenamente realizada; a su gusto.
Piérdete confiada, ciegamente en Dios
que te quiere para sí.
Y que llegará hasta ti, aunque jamás le veas.
Piensa que estás en sus manos,
tanto más fuertemente confiada,
cuanto más decaída y triste te encuentres.
Vive feliz. Te lo suplico. Vive en paz.
Que nada te altere.
Que nada sea capaz de quitarte la paz.
Ni la fatiga psíquica, ni tus fallos morales.
Haz que brote y, conserva siempre sobre tu rostro, una dulce sonrisa,
reflejo de la que el Señor continuamente te dirige.
Y en el fondo de tu alma colocas antes de nada,
como fuente de energía y criterio de verdad,
todo aquello que te llene de la paz de Dios.
Recuerda: cuánto te reprima e inquiete es falso
te lo aseguro en nombre de las leyes de la vida
y de las promesas de Dios.
Por eso, cuando te sientas apesadumbrada, triste,
Adora y confía...

(Teilhard de Chardin)

Para todos, pero especialmente para los que sufren y se sienten solos, que la Navidad no sea el tiempo de la nostalgia y la pena, sino el tiempo de la liberación y del compromiso.

¡Feliz Navidad!

Cristina Inogés. Zaragoza. España
crisinog@telefonica.net


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