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20º domingo después de Pentecostés, 22 de octubre de 2006 |
Título: Amor, responsabilidad y respeto. Apreciada comunidad: Los fariseos le estaban poniendo a Jesús en una trampa. Posiblemente para tener algo de que acusarle. Jesús, muy sabio les pregunta qué había dicho moisés al respecto. Ellos citan Deuteronomio 24:1, dónde se deja claro que el marido podía escribir una carta de divorcio a su esposa. De ninguna manera podemos deducir que con Dt 24:1 la cuestión ya estaba clara. La pregunta era: ¿por qué motivo se podía escribir una carta de divorcio? No había unanimidad en las escuelas rabínicas. Por ejemplo para el Rabbí llamado Shammai, la cuestión era estricta: la única razón para el divorcio era el adulterio. Otra escuela, más liberal, era la del Rabbí Hillel. El motivo de divorcio con Shammai buscaba de reducir, con Hillel se trató de ampliarlo: hasta si una mujer quemaba sin querer la comida, ya era motivo para escribir la carta de divorcio. Y la cuestión se buscaba ampliar cada vez más. En la época de Jesús el Rabbí Akiba afirmaba que un hombre podía escribir una carta de divorcio simplemente porque había encontrado una mujer más hermosa que la suya. Resumiendo, la pregunta que hacen a Jesús era un tema candente y difícil. La respuesta de Jesús es muy inteligente: no se detiene con Moisés, se remonta hasta el Génesis o, tal vez mejor, hasta Dios mismo. Citando a Génesis 2:24 Jesús pone sobre relieve la profundidad que conlleva la unión matrimonial. Debemos poner las cosas en su contexto. No era fácil ser mujer en la época de Jesús. Si nos atenemos a la escuela de Hillel, para las mujeres, la una “espada de Damocles”! La ley de Moisés estaba prescripta para proteger al matrimonio, no para darle al hombre un cheque en blanco para actuar con total arbitrariedad. Es claro porqué la escuela de Hillel era la más difundida. Podríamos hacer un buen resumen si afirmamos que para Jesús el matrimonio implicaba amor, respeto y responsabilidad. Si hubo alguien que defendió los derechos humanos de las mujeres y de los niños, éste fue Jesús. Hay una historia (*) que me gusta mucho y que resume muy bien que era lo que Jesús quería enseñar: Un famoso maestro se encontró frente a un grupo de jóvenes que estaban en El maestro les dijo que respetaba su opinión, pero les relató lo siguiente: Durante el sepelio, mi padre no habló, su mirada estaba perdida. Casi no lloró. Esa noche sus hijos nos reunimos con él. En un ambiente de dolor y nostalgia recordamos hermosas anécdotas. El pidió a mi hermano teólogo que le dijera, donde estaría mamá en ese momento. Mi hermano comenzó a hablar de la vida después de la muerte, conjeturó cómo y dónde estaría ella. Mi padre escuchaba con gran atención. Se produjo un momento de respetuoso silencio. No discutimos mas. Fuimos al cementerio, pedimos permiso al velador, con una linterna llegamos a la lápida. Mi padre la acarició, lloró y nos dijo a sus hijos que veíamos la escena conmovidos: "Fueron 55 buenos años... saben?, Nadie puede hablar del amor verdadero si no tiene idea de lo que es compartir la vida con una mujer así". Cuando mi padre terminó de hablar, mis hermanos y yo teníamos el rostro empapado de lágrimas. Lo abrazamos y el nos consoló: "Todo está bien hijos, podemos irnos a casa; ha sido un buen día".Esa noche entendí lo que es el verdadero amor...... Dista mucho del romanticismo, no es solamente el erotismo, más bien se vincula al trabajo y al cuidado que se profesan dos personas realmente comprometidas la una con la otra. El mensaje de Jesús radica en revaluar la idea del matrimonio. La esencia, pensaba Jesús, es la unión total, carne y espíritu, una sola persona. Había que acercarse al matrimonio con esa idea en mente y sobre todo, algo que se está perdiendo mucho hoy en dia entre los jóvenes, con una intención, por lo menos, de futuro, de un futuro de compartir una vida, de formar una familia. Pero por sobre todas las cosas está el individuo y su relación con Dios. Jesús ama de forma completa, y nos respeta, y pide que nosotros hagamos lo mismo, cada uno, dentro de la vida que nos a tocado vivir, y nuestras familias y situaciones que nos han tocado. También es interesante que termina este pasaje con una referencia a los niños. Ellos se merecen nuestro respeto y que le enseñemos cuanto los quiere Dios y qué quiere Dios para su futuro. La sociedad no respeta los tiempos de los niños, no los deja ser niños, jugar, y luego les enseña todo lo malo. Se habla mucho de sus derechos, pero la cosas tienen que llegar más profundo. No se está dando suficiente importancia a, por ejemplo, enseñarles, rezar con ellos, leer la Biblia con ellos etc. No se les están dando a los niños las herramientas para salir en la vida y hacer luego las elecciones correctas cuando son jovenes. ¡Que Dios bendiga a todas los niños, las familias, los matrimonios y los jóvenes! Amen Pastor Sergio Schmidt, Buenos Aires (*) Fuente: Red de amigos cristianos
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