Göttinger Predigten im Internet
ed. by U. Nembach, J. Neukirch, C. Dinkel, I. Karle

9° domingo después de Pentecostés, 6.8.06
Marcos 6. 30-34, Patricia Cuyatti
(A las predicaciones actuales: www.predigten.uni-goettingen.de)


COMO A LA DERIVA

Querida Congregación,

Al parafrasear el texto para este domingo me lleno de gozo ante la situación inusual en que la muchedumbre busca a Jesús como si estuvieran sedientos de su amistad, enseñanzas y aprecio. Sin duda, el que la gente viniera a su encuentro desde diversos y distantes lugares revela que este seguimiento estaba siendo movido por la propia acción de Dios.

Confrontándome con la realidad local y las que va mas allá de sus fronteras, me encuentro, especialmente en sociedades que se llaman a si misma cristianas, con la contradicción en el hecho de alejarse y querer saber menos de aquel Jesús y de Dios. La apatía hacia una fecunda y bien cultivada vida cristiana, el creciente egoísmo y la desesperada búsqueda de mejoras especialmente económicas, el desprendimiento de comunidades con solidez que empujan a la irremediable individualización son resultado del desplazamiento de Dios por otros intereses o prioridades, que para hacer mas notoria la contradicción, toman ahora un lugar primordial y se las sigue sin reserva.

Un segundo aspecto que llama mi atención es la descripción que Jesús hace de aquella multitud: “como ovejas sin pastor.” (v.35) Aunque se trata de una metáfora o comparación que describe una actividad cotidiana de aquel entonces, el retrato llega a ser valido también hoy porque enfatiza el sin rumbo, el sin dirección y hasta el sin sentido de muchas personas.

Sin duda, en un contexto donde se estaba a la espera de paz y restitución de justicia, un líder tan carismático y lleno de pasión se diera cuenta de la orfandad y descuido en que las multitudes se encontraban. Pero hablando con sinceridad, todavía hoy multitudes vivimos carentes de la misma paz y justicia y quede aquel anhelo de su cumplimiento.

Estar al día con una realidad cautivadora…

¿A quién o a qué seguimos las multitudes hoy en día? Una rápida respuesta seria: seguimos algo o alguien visible, algo material que solucione nuestros problemas, especialmente los más urgentes y que nos permita tener a la mano siempre recursos materiales a fin de combatir las necesidades. Aunque las excepciones marcan una diferencia frente a recursos visibles y materiales, lo cierto es que estamos frente al deseo individual y colectivo de tener suficiente o el necesario dinero que nos permita la autorrealización y el desarrollo.

Como la tecnología, el desarrollo industrial y todos los avances que han ido caracterizando una cierta modernidad han ido exigiendo el alineamiento de muchos pueblos a esas circunstancias, para quienes forman parte de la gran multitud de pobres, carentes y sin acceso a las inalcanzables condiciones que las sociedades en avance exigen, esa realidad, aunque causante de sufrimiento, se convierte en extraña pero anhelante. Para quienes con esfuerzo consiguen alcanzarla o para aquellos/as que les es familiar dicho espacio, una realidad diferente o fuera de esa se concibe como obsoleta o pasada de moda.

Uno puede dibujar la realidad con diferentes formas, desde diferentes ángulos y hasta con técnicas especializadas pero el hecho es que uno siempre se va encontrar con grandes contradicciones y desafíos. Bien conocidas nos son todas las bondades y lo positivo de la modernidad, pero también sabemos que ella ha ido relativizando el valor del ser humano, han ido degradando los valores que son fuente de vida en sociedad y el crecimiento de comunidades. Contraria al deseo por la vida que nos mueve a preservar los dones recibidos, incluyendo la creación y todo cuanto en ella hay, la realidad se torna opaca porque la devastación insaciable es clara expresión del apetito por obtener mas y mas de lo material, de dinero y poder sin estimar el que los semejantes se encuentren a nivel de servidores/as, esclavos/as o que en el ultimo de los casos se ignore su existencia.

La autosuficiencia y el egoísmo van vistiendo el traje individualista rechazando así a muchos que se acercan para entablar dialogo o amistad. Su creencia se basa en lo que tienen y pueden hacer, se hicieron dioses de ellos y ellas mismas y de cuanto tienen, al punto de instalarse en una ciudad secular (llámese laica o profana) donde la palabra Dios les es desconocida y extraña. Una particularidad es el tender a relativizar lo más posible todo aquello que pueda desafiar su confianza. Son hábiles para moverse y desarrollarse con destreza en su propio espacio, pero sobre todo son escépticos/as o recelosos/as a cualquier realidad diferente a la suya.

Acostumbrados y desafiados constantemente por la realidad material y visible, a aquella dimensión que nos permite realización y nos da la oportunidad de llevar adelante nuestras vidas, nos impide ver la carencia en que nos encontramos, especialmente si nos cerramos a otra realidad. La dimensión material es necesaria y no del todo mala, el defecto esta en que nos quedemos prendidos o fijos a ella, convirtiéndola en el fin de nuestras vidas y no en un medio para desarrollar y promover la continuidad de la vida.

Una extraña realidad que nos desafía…

Si las multitudes que siguieron a Jesús, era porque habían descubierto su carisma y la atención con que les servia y trataba, estoy plenamente convencida que el seguimiento y la búsqueda era, sobre todo, porque Jesús era capaz de abrirse y permitirle vivir la otra dimensión de la misma realidad en que estaban. La compañía, el vivir con ellos y ellas, y el cotidiano compartir permitía que las multitudes carentes de esta otra realidad no hicieran otra cosa que buscarlo y seguirlo.

La dimensión que Jesús estaba descubriendo para ellos y ellas estaba marcada por la fe. Se trataba entonces de un espacio donde la posibilidad de conjugar dos esferas importantes de la misma realidad, la material y la espiritual se estaba presentando. El saciar el hambre; curar enfermedades físicas y psicológicas; visitarles, dialogar, comer con ellos y ellas era parte de una realidad materia que se completaba con el cambio de sus mentes, de su razonamiento, de sus filosofías. Sin embargo Jesús abría aquella otra dimensión de las multitudes: el poner su confianza, sus corazones para describir mejor el cambio, en el mismo Dios que estaba promoviendo la relación. Un acto como este, enmarcaba un cambio radical en la vida y actitud de las multitudes y consecuentemente provocaba el seguimiento.

Vale resaltar que conocer y creer en Dios estaban siendo dos elementos validos y fundamentales para su seguimiento. Pero también es valido tener en cuenta que Jesús no saco a las multitudes de su realidad material y visible. En medio de la marginalidad, pobreza, sufrimientos, etc., el acto amoroso de Dios en Jesús estaba provocando vivir en la dimensión espiritual y carismática de Dios, lo cual es el vivir en fe sin dislocarla de su realidad.

El retrato de las multitudes siguiendo a Jesús es un desafió que hoy en día nos lleva a preguntarnos si la dimensión espiritual tiene o no sentido para las grandes mayorías. He visitado varias congregaciones en varios lugares, y ahora que me toca vivir en Chicago – a causa de mis estudios doctorales, puedo afirmar que esta sociedad enfatiza el lado material de sus vidas. Hay excepciones, pero las mayorías incluyendo latinos y latinas están en la búsqueda de la satisfacción de la realidad visible y material.

Iglesias vacías o con pocos participantes, ¿A dónde se fueron las multitudes? Los mercados, centros comerciales, zonas de recreación, restaurantes, cines, etc., tienen llenos sus espacios. Como el trabajo absorbe gran cantidad del tiempo y deja el sábado y domingo para el descanso personal, para la familia u otras urgencias, pero el tiempo para la iglesia esta relegado a urgencias como bautismo, sepelio, confirmación, etc. Importantes como actividades sociales.

Una vida secular que ha ido cerrándose a la dimensión espiritual o que sigue el espacio material únicamente afirma el dominio de un mundo visible, donde por experiencia no vale la pena derrochar energías y tiempo en lo psicosomático, subjetivo, o lo diferente. Pero Jesús nos invita a abrirnos a esa otra dimensión de nuestra realidad. Ahora que no lo seguimos y que las multitudes van de lado opuesto, Jesús viene a nuestro encuentro. En nuestra propia realidad, su compasión y amor desafían nuestras vidas, especialmente nuestra autosuficiencia. A quienes viven en pobreza y desesperanza también les invita a abrirse a la dimensión en que su amor nos movería a vivir en servicio, en un seguimiento sincero. Estoy segura que viéndonos Jesús sigue afirmando que somos como ovejas sin pastor.

No nos hemos dado cuenta del pastor que mueve nuestras vidas diariamente, sin prejuicios personales estamos llamados a volvernos, a arrepentirnos de nuestra autosuficiencia y a seguirlo y buscarlo. Invitemos también a otros y otras a fin de que seamos una multitud que no solo lo busca, sino que sigue su ejemplo de manera concreta. Su bendición esta allí, en que en comunidad podemos realizar su mensaje de amor. No nos neguemos esta circunstancia ni la dejemos pasar, no nos quedemos solo en viviendo una dimensión de nuestras vidas, abrámonos a la bendición de Dios.

Amen

Pastora Patricia Cuyatti. Perú
moyavida@hotmail.com

 


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