Göttinger Predigten im Internet
hg. von U. Nembach

Predicación para el Día de la Reforma. Fecha: 31 de octubre de 2005
Texto según LET serie A: Jn 8,31-36 por Cristina Inogés Sanz

(-> A las predicaciones actuales: www.predigten.uni-goettingen.de)


 

 Hermanos: ¡Que el Señor ilumine su rostro sobre nosotros!

Libertad

Verdad y libertad. Libertad y verdad. Dos palabras que forman parte de los titulares de los periódicos, de las cabeceras de los telediarios, de nuestro lenguaje reivindicativo. Dos palabras que de tanto utilizarlas, parece que ya no dicen nada.

Sería muy fácil hablar de estas palabras hacia el exterior, decir que el mundo, la sociedad necesitan de la libertad y la verdad para crear un espacio agradable y seguro para el hombre.

Sería muy fácil escribir un manifiesto sobre nuestros derechos sobre la libertad y la verdad, sobre todo aquello que nadie nos debe quitar, ni manipular. Pero, ¿qué pasa con nuestros deberes hacia la libertad y la verdad? ¿O habría que decir hacia la Libertad y la Verdad?

Cuando nos creó Dios nos hizo un regalo maravilloso: la libertad. El regalo fue de esos que marcan para toda la vida pero, en mi opinión, tiene un pequeño fallo y es que no viene con libro de instrucciones y hay que aprender a montar el regalo y a manejarlo a lo largo de toda la vida.

La libertad requiere madurez. Ser libre de verdad es ser dueño de uno mismo, de las decisiones personales, de la creatividad que va dando forma a la vida. Como exigencia reivindicativa la libertad es hacer lo que yo quiero; como derecho la libertad es hacer lo que yo debo.

La libertad es una carga, sin duda alguna. Requiere tomar decisiones, arriesgar, ir casi siempre contracorriente. Por eso a la mayoría de la gente le da miedo, no hay más que ver las encuestas y comprobar que la gente prefiere la seguridad (vigilada y controlada) a la libertad.

Es muy tentadora la idea de “delegar” las decisiones en los otros y si algo sale mal, no sentirse responsable. Hay una oración de Agustín de Hipona que ya nos advierte sobre este peligro: No le exijas a Dios que te gobierne a golpe de milagros desde fuera; ¡gobiérnate tu mismo! con responsable libertad, amando y Dios te estará guiando, desde dentro y sin que tú sepas cómo. Complicado pero bonito, ¿verdad?

Verdad

¿Por qué hablo tanto de la libertad y no de la verdad? Mirad la imagen que he colocado al inicio de este texto. Es un detalle de la “La Creación” de Miguel Ángel en la Capilla Sixtina. Siempre se suele explicar que Dios ha tocado con su dedo a Adán (una forma simbólica de describir la creación) para darle vida. Para mi tiene otro significado. Siempre me ha dado la sensación que Dios soltaba la mano de Adán, porque éste tiene un postura muy cómoda, como si sintiera que todas sus necesidades están cubiertas y que no es necesario “hacer” nada. Pero Dios sabe que la única forma de “crearlo” es hacerlo libre y sólo puede ser libre si Dios lo suelta de la mano (que no es lo mismo que “dejarlo de su mano”). Y Dios es la Verdad y la Verdad nos hará libres, nos dice Juan en el evangelio.

Dios quiso dejar al hombre en manos de su propia decisión y nos dio la libertad, no de repente ni toda de una vez, porque la libertad es algo que nace y crece en un proceso que es en buena parte conquista personal, y también la integración de las fuerzas corporales, afectivas y morales.

Esa Verdad que nos regaló la libertad, nos regaló también a Jesucristo, Verdad hecha sonido en su palabra, Verdad hecha imagen en su persona, el Dios hecho hombre.

Una religión puede ser opresiva. Con Jesucristo como centro esto no sucederá nunca. Quien sigue a Cristo no se siente nunca oprimido, aunque lleve el peso de una cruz. No hay más que probar para creer, o mejor dicho creer para probarlo.

Por todo esto no hablo casi de la verdad, porque está aquí con nosotros, entre nosotros.

 Gracias

No se si está bien decirlo en este tipo de texto, pero yo os estoy muy agradecida a toda la comunidad protestante(*) porque me habéis enseñado a descubrir el valor de la libertad (en algunos aspectos concretos) y eso me ha permitido más que enfrentarme, confrontarme conmigo misma y con algunas ideas que tenía y poder decir, sin miedo y con toda sinceridad, que hoy soy más libre porque he aprendido a estar muy a gusto con mi condición de cristiana y porque, aunque yo creía que en mi vida había arriesgado mucho, me he dado cuenta que siempre se puede arriesgar más si se tiene claro lo que se debe hacer.

A mi me habían enseñado solo una manera de ver la Reforma y esta era como una ruptura. Vosotros me habéis enseñado a mirar, que permite abarcar una visión más amplia, y que sea yo quien decida qué veo, es decir, donde fijo mi mirada conscientemente. Me habéis enseñado a mirar con otros ojos y los he fijado en lo que hoy nos recuerda Juan: La verdad nos hará libres. Para mi el Día de la Reforma ya no debe tener ese sabor reivindicativo de la libertad conquistada frente a una determinada institución (la Iglesia de Roma), sino más bien debe tener el sabor de haber recuperado la Palabra como Verdad que, al hacerla vida, nos conduce a la libertad.

Le habéis hecho al cristianismo un gran regalo con la Reforma (aunque no todo el mundo lo aprecie y alguien crea que me estoy pasando en esta afirmación). No hace falta envolverlo en papel de colores y ponerle lazos, solo hace falta no perder de vista la tesis 62 de Lutero: El verdadero tesoro de la iglesia es el Evangelio de la gloria y de la gracia de Dios, que nos lleva, por lo menos a mi me lo parece, a la esencia de la Reforma: la verdad y la libertad presentes en el evangelio como guía para nuestras vidas.

Por todo esto muchas gracias desde el fondo de mi corazón y desde el fondo de mi mente, amigos míos. Que Dios os bendiga siempre y que tengamos todos un feliz Día de la Reforma y no perdamos nunca la fuerza y la libertad que llevó a nuestros hermanos a arriesgarlo todo por vivir a fondo que la Verdad nos hará libres.

Cristina Inogés. Zaragoza – España
crisinog@telefonica.net

No tengo muy claro que se note en lo que he escrito hasta ahora, pero por si alguien no lo sabe yo soy una alumna católica de SEUT (El Escorial – Madrid).


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