Göttinger Predigten im Internet
hg. von U. Nembach

Predicación para el 20° Domingo de Pentecostés. Fecha: 2 de octubre de 2005
Texto según LET serie A : Mateo 21, 33 - 43 por Sergio Schmidt

(-> A las predicaciones actuales: www.predigten.uni-goettingen.de)


Título: ¿Crónica de una muerte anunciada?

Apreciados hermanas y hermanos:
Jesús no esta contando una parábola, sino una alegoría. En la alegoría cada parte de la parábola tiene su significado, en la parábola, solo una.

En nuestro texto la cosa es simple:
¿El propietario? Dios.
¿La viña? El pueblo elegido, Israel.
¿Los siervos? Los profetas.
¿El hijo? Jesús que muere fuera de las murallas de Jerusalén.
¿Los viñadores homicidas? La parte de los judíos que no creen.
¿El otro pueblo? La iglesia de los paganos.

Con esta alegoría Jesús está explicando la historia de la Salvación, desde el pacto de Dios en el Sinaí. Los enviados por Dios son los profetas que exhortaron a Israel pero, no sólo no fueron escuchados, sino también la mayoría, lejos, fueron muertos de muerte violenta; un ejemplo, según se dice, el gran profeta Isaías fue aserrado vivo.

Al final, Dios en su gran misericordia, elige enviar al mundo a su propio Hijo, el Hijo de Dios, Jesús. Termina asesinado como el resto. En la parábola, los labradores matan al futuro heredero para quedarse –definitivamente- con la viña. En otras palabras, muerto Jesús, las promesas mesiánicas, serían únicamente para ellos, excluyendo a todos los demás hombres.

Esta historia contada por Jesús, es la historia de la incredulidad de Israel. Pero la parábola no termina aquí. Sigue el elemento de juicio. La incredulidad será castigada. Jesús es la piedra más alta que coronaba los frontispicios. Pablo en Efectos 2:20 habla de esto mismo; lo misma vale para Hechos 4:11ss; la profecía de Simeón en EvLc 2:34; y, no por último Romanos 9:32-33.

Podríamos seguir con las citas, pero en lo más importante de nuestro texto es la centralidad de Jesucristo. El acento es eminentemente cristológico. Cristo es la piedra fundamental del Reino de Dios, los que lo rechazan, tropiezan con esta piedra. Por eso su reinado –la viña en la parábola- pasará al pueblo gentil.

Esta historia nos dice mucho de Dios y del se humano:

1º) Nos habla de la confianza de Dios a los seres humanos. Dios da libertad a los labradores. No les pone un policía para controlar lo que hacen o deben hacer. El ser humano es libre y Dios respeta nuestra libertad. Dios se propone, nunca se impone. Dios al darnos una tarea, junto con ella nos da todo lo necesario para cumplirla. Pero desde ya, la debemos hacer desde la libertad. ¿No podemos hablar del privilegio de los seres humanos?

2º) Nos habla de la paciencia de Dios. En la historia vemos como el dueño de la viña, una y otra vez, manda un mensajero tras otro. No envía enseguida una venganza por lo que pasó. El dueño de la viña dio una oportunidad tras otra, que los labradores cambien de actitud. Dios es un Dios paciente.

3º) Si Dios es paciente, el ser humano es responsable. El elemento de juicio está presente en forma innegable. A todo ser humano llegará el momento del juicio, el momento del balance final. En el juicio de Dios, no veremos la cadena, larga e interminable, de pecados, pecaditos y enormes pecados que hemos hecho. Creo que Dios nos mostrará el porqué hicimos lo que hicimos. Y creo que en esto también incluye nuestras “buenas obras” o “obras de caridad”. ¿Por qué hicimos lo que hicimos?

4º) Esta parábola nos habla del pecado humano. Podemos hablar de los pecados que hicimos, claro que sí, pero es más importante hablar de nuestra situación de pecadores. Pecamos cuando, sabiendo claramente cual es la voluntad de Dios tomamos, deliberadamente, otro camino. Existe el pecado por que somos libres. Sin libertad no hay pecado.

5º) Todos los puntos anteriores se resumen en Jesús. Esta historia nos marca cual era la pretensión que tenía Jesús. El era el Hijo de Dios, y cómo tal viene al mundo, a morir en una cruz. ¡Cómo cambia la respectiva de un hombre en la cruz cuando éste es el Hijo de Dios! Jesús no muere en la cruz por ser un cobarde o no pudo huir a tiempo.

6º) Por último -dejamos lo más importante al final- Dios es un Dios paciente, amoroso, benevolente y todo lo que ustedes quieran, pero Dios es un Dios que no se deja “tomar el pelo”. Dios es amor, no es un Dios bonachón. No podemos eliminar el elemento de juicio. Tal como lo expresó el apóstol pablo: “NO OS ENGAÑEIS, DIOS NO PUEDE SER BURLADO, TODO LO QUE EL HOMBRE SEMBRARE, ESTO TAMBIÉN COSECHARÁ Gal 5:7

Mi pregunta final es: ¿aprovechamos el privilegio de tener vida? ¿qué estamos sembrando? ¿Qué esperamos cosechar? ¿Esperaremos para cambiar? Me encanta la siguiente historia:

Un  maestro  de  la  sabiduría paseaba por un bosque con su fiel discípulo, cuando vio  a  lo lejos un sitio de apariencia pobre, y decidió hacer una breve visita al lugar. Durante la caminata le comentó al aprendiz sobre la importancia de las visitas, también de conocer personas y las oportunidades de aprendizaje que tenemos de estas experiencias.

 Llegando al lugar constató la pobreza del sitio, los habitantes, una pareja y tres hijos, la casa de madera, vestidos con ropas sucias y rasgadas, sin calzado. Entonces se aproximó al señor, aparentemente el padre de familia y le preguntó: En este lugar no existen posibilidades de trabajo ni puntos de comercio tampoco, ¿cómo hacen usted y su familia para sobrevivir aquí? El  señor  calmadamente  respondió: amigo mío,  nosotros tenemos una vaquita que nos da varios litros de leche todos los días. Una parte del producto la vendemos o lo cambiamos por otros géneros alimenticios en la ciudad vecina y con la otra parte producimos queso, cuajada, etc., para nuestro consumo y así es como vamos sobreviviendo.

El sabio agradeció la información, contempló el  lugar por un momento, luego se despidió  y  se fue.  En  el  medio  del camino, volteó hacia  su fiel discípulo y le ordenó: busque la vaquita, llévela al precipicio de allí en frente y empújela al barranco. El  joven espantado vio al maestro y le cuestionó sobre el hecho de que la vaquita  era el medio de subsistencia de aquella familia. Mas como percibió el silencio absoluto del maestro, fue a cumplir la orden. Así que empujo la vaquita por  el precipicio y la vio morir. Aquella escena quedó grabada en la memoria de aquel joven durante algunos años.

Un  bello  día  el  joven  resolvió abandonar todo lo que había aprendido y regresar  a
aquel  lugar  y  contarle  todo  a la familia, pedir perdón y ayudarlos. Así lo hizo, y a
medida que se aproximaba al lugar veía todo muy bonito, con  arboles  floridos,  todo
habitado, con carro en el garaje  de tremenda casa y algunos niños jugando en el jardín.

El  joven  se  sintió  triste  y desesperado imaginando que aquella humilde familia  tuviese
que  vender el terreno para sobrevivir, aceleró el paso y llegando  allí,  fue recibido
por un señor muy simpático, el joven preguntó por la familia que vivía allí hace unos cuatro años, el señor respondió que seguían viviendo allí. Espantado  el  joven  entró corriendo a la casa y confirmó que era la misma familia que  visitó hace algunos años con el maestro. Elogió el lugar y le preguntó  al  señor  (el dueño de la vaquita): ¿Cómo hizo para mejorar este lugar y cambiar de vida? El  señor entusiasmado le respondió: nosotros teníamos una vaquita que cayó por el precipicio y murió, de ahí en adelante nos vimos en la necesidad de hacer otras  cosas  y  desarrollar otras habilidades que no sabíamos que teníamos, así alcanzamos el éxito que sus ojos vislumbran ahora. Epílogo: Todos  nosotros  tenemos una vaquita  que nos proporciona alguna cosa básica para nuestra  sobrevivencia  la cual es una convivencia con la rutina, NOS HACE DEPENDIENTES, Y CASI QUE EL MUNDO SE REDUCE A LO QUE LA VAQUITA  NOS PRODUCE.

Descubre  cual  es tu vaquita y aprovecha el tiempo de hoy para empujarla por el precipicio. Dios no puede ser burlado: es una Locura seguir haciendo lo mismo y esperar  resultados diferentes.

Que así sea.
Amén.


Sergio A. Schmidt
Buenos Aires
breschischmidt@telecentro.com.ar


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