Göttinger Predigten im Internet
hg. von U. Nembach

Salmos del Tiempo de Cuaresma
Predicación para el Domingo JUDICA, Fecha 13 de marzo de 2005
Texto Sal 43:1 por Enzo Pellini
(-> A las predicaciones actuales: www.predigten.uni-goettingen.de)


Estimada Comunidad :

Reciban ustedes bendiciones y Paz de parte de Dios el que era, es y ha de venir.

“Judica-me” (júzgame) nos presenta la añoranza del salmista por la alguna vez poseída, pero ahora perdida, comunión con Dios. El salmista claro está, añoraba la realidad espiritual de un Dios asociado con el templo de Jerusalén. Sin embargo sabemos que la presencia de Dios no está atada a un lugar determinado sino al encuentro con Jesucristo, en él la lealtad y la luz de Dios llegan a habitar en la tierra.

Les propongo hacernos dos preguntas, desde el presente salmo:

  • ¿Hasta qué punto podemos nosotros como cristianos actuales descubrir aún en este salmo, necesidades, tentaciones y añoranzas?
  • ¿Hasta qué punto nos puede ayudar este salmo y darnos la ayuda para superarlas?

Nadie negará que existe un paralelo en cuanto a situaciones de necesidad y ansiedad del salmista y de nuestra comunidad. Cuán a menudo se queja la gente de no haber llevado una vida como a Dios le agradó, o de haber perdido la comunión, la fe en Dios. Cuántas cosas han pasado en la vida que nos han hecho renegar de Dios y de su iglesia. Qué cristiano no se encontrará atado a tales tentaciones ¿Quién no las ha sufrido nunca? Si hemos pasado o estamos pasando por momentos tales en los cuales creemos haber perdido nuestra fe o comunión con la Iglesia de Cristo, bien nos vendría reflexionar acerca de las palabras de este salmo 43.

Las razones que nos han llevado a perder esta fe pueden ser de naturaleza distinta. El mismo salmo muestra, cuales pueden ser las razones: problemas personales (enfermedad, destierro, huída) a raíz de los enemigos o también injusticias. Los cristianos somos sometidos a la burla y a argumentos diversos de gente que no está en Dios. En las afirmaciones de este salmo podemos descubrir tentaciones personales y concretas y también necesidades actuales.

Qué cosa no, cuándo ante nuestras dificultades se presentan personas no creyentes y nos preguntan desafiantes: ¿Dónde está tu Dios ahora?. Es precisamente ante este tipo de preguntas donde nuestra fe puede empezar a flaquear.

Estamos atestados del modernismo, de la aceleradísima tecnología y progreso, de un avance informático que nos supera, de medios de comunicación impensados hace sólo una década, ante toda esta magnificencia evolutiva de la técnica y el pensamiento en nuestro mundo, se presenta la Biblia, la Palabra de Dios. Con todos sus errores históricos y sus falencias humanas. Quien perciba todo este progreso y no cierre sus ojos ni se tape los oídos a todo esto, no podrá menos que entender la dificultad de atesorar la fe de la niñez y la juventud. Quizás podremos entender la experiencia dolorosa del salmista cuando repite: ¿Dónde está ahora mi Dios, dónde está esa protección que antes podía hallar en él?

Sin embargo hay que entender algo muy importante que, corresponde a la experiencia del salmista: él en ningún momento se considera viviendo alejado de Dios. En todo caso, él manifiesta su gran necesidad y su objetivo es superarla. El no busca “otros dioses”, ni explicaciones humanas que puedan darle la solución o las respuestas a sus interrogantes, él tan sólo tiene una conversación con el Dios vivo.

Cada uno de nosotros puede enriquecer su vida a partir de la experiencia dolorosa pero aún confiada del salmista. El salmista vuelve a recordar que sólo Dios es su salvación. El salmista no muestra desesperación o resignación, el sólo muestra dolor.

Nadie puede negar que los cristianos sintamos dolor, es algo natural. Pero que en ciertos momentos de nuestra vida el dolor y el sufrimiento ataquen nuestro ser eso no tiene nada que ver con la realidad de un Dios que vive. Dios existe, Dios vive, a pesar de la humanidad que sufre que, se duele, que añora, que vive tentada.

El salmista quiere dejarnos un mensaje claro para este domingo: Hay un Dios viviente pese a las tentaciones, los sufrimientos y el dolor que, nos hayan alejado de una comunión con él. En él está nuestro presente y nuestro futuro, en él está la vida y la salvación. En todos los lugares donde haya una comunidad que se congregue ante la Palabra y el Sacramento, tendremos la posibilidad de encontrar al Dios viviente. Le pedimos a Dios nuestro Señor que él pueda enviar su luz y su verdad, para que éstas nos guíen en el camino de la fe que, por momentos se vea ennegrecido a causa de las innumerables tentaciones. Sabemos que sólo la luz y la verdad de Dios nos pueden guiar hacia su santo monte, hacia el lugar donde él habita .

La Gracia del Señor Jesucristo, el amor de Dios y la comunión del Espíritu Santo sean con todos nosotros. Amén.

Pr. Enzo Pellini
Parroquia Norte-Bovril. IEAV
Iglesia Evangélica del Río de La Plata
pellini_piovesan@Arnet.com.ar
www.parroquiabovril.tk

 


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