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Predicación para el 14° domingo de Pentecostés, 05 de setiembre de 2004 (-> A las predicaciones actuales: www.predigten.uni-goettingen.de) |
¡Gracia y paz de parte de nuestro Señor Jesucristo, el que era, es y será siempre! Hermanas, hermanos Y, no son pocos los ofrecimientos ideológicos, políticos, económicos y religiosos con pretensiones de ser las respuestas exclusivas del camino a seguir. Por otra parte, frente a los resultados de las recientes competencias olímpicas en Atenas, Santiago, mi nietito de cinco años comentaba: “No entiendo… Aquí son siempre son los primeros, pero al final pierden… ¡Qué cosa…no?” Y los grandes sabemos que tanto los entrenadores como los deportistas deben analizar detenidamente por qué pudo producirse ese resultado. Pero hoy no sólo se trata de una competencia deportiva Las palabras de Jesús en el Evangelio de Lucas en realidad desafían toda nuestra existencia. Nos invita a darnos cuenta de que no se trata de una cuestión general, sino de nosotros mismos. En esa toma de conciencia se trata de que no es suficiente mantenernos cerca, en una actitud mas o menos indiferente, por las dudas para las situaciones de emergencia, sino que se refiere a lo decisivo del seguimiento, de nuestra actitud en el compromiso de ir diariamente con Jesús. En el análisis de la pregunta acerca de cómo es posible que los últimos lleguen a ser los primeros, Jesús parece establecer con todo su amor una divisoria de aguas muy clara con la palabra “malhechores” (V. 27). De esta manera la palabra de Jesús se actualiza, se vuelve viva y cobra una vigencia sorprendente para nosotros en nuestra actualidad mundial y local. Pues, pone ante nuestros ojos un criterio de valoración razonable, comprensible para todos, en cuanto al lugar de cada uno en el Reino de Dios: “¡Apártense de mí, todos los agentes de iniquidad, o sea los que practican la injusticia, los que no actúan en forma equitativa con los demás!” Entonces el mensaje de salvación va dirigido a todos, en todas partes (Isaías 66, 18-21), incluyendo todos los ámbitos de nuestra existencia, también el campo político y económico. Allí donde hay claros responsables de actitudes mentales y de acciones de injusticia, que establecen y mantienen la inequidad entre las personas y los pueblos. De esta manera el Evangelio abre una perspectiva amplia. Nos involucra a todos y nos dice que la gracia de Dios no es una pretendida gracia barata, que nos exima de toda responsabilidad y compromiso. Obliga a pensar acerca del lugar en el Reino de Dios de todos quienes viven a costa de los pobres. Pues, cuando en tiempos de Jesús se habla de la justicia se trata precisamente de la equidad con los pobres. De esto hablan los profetas del Antiguo Testamento reclamaban siempre de nuevo por justicia por los menos privilegiados y marginados. (Tengamos en cuenta también en otros textos como Mateo 25, 31-46; etc.). En las palabras Jesús (V.30) descubrimos entonces que esa imagen de estar entre los perdedores ó ganadores, tan vigente el Marketing de nuestro mundo globalizado, en realidad tiene que ver con la opción de seguir a Jesús en todos los ámbitos de nuestra vida. Es posible estar entre los primeros poniéndonos detrás y dejándonos “chupar” por la corriente de Jesús, que sigue teniendo toda la fuerza y el poder de siempre, para ayudarnos a buscar y encontrar el camino que de verdad es liberador y salvador, pero por el cual todos quieren ir. Amen. Raúl Rodolfo R. Reinich, Pastor en Buenos Aires
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